lunes, 16 de enero de 2012

Algo mas

Detrás de las risas que genera una buena anécdota,
¿hay algo más?
¿Para qué sirve estar recordando todo el tiempo?
El recuerdo solo sirve para el futuro,
y el futuro solo sirve para mas futuro,
y cuando éste se termina
dejándole el  lugar a la muerte,
solo nos queda trascender.
Y ese, quizás
es el motivo del recuerdo.
Trascender en un libro, 
en una melodía o en un cuadro mal pintado,
pero lo mas importa, y mas gratificante
es trascender en alguien odiado o querido,
para este caso da igual.

Cuando muere una persona también mueren sus recuerdos.
Cuando mueren sus recuerdos
muere una pequeña o gran parte de uno,
pero sobre todo,
muere una de las finitas posibilidades de trascender.
Desaparece un testigo de tu vida,
un cómplice que te vio bajo el sol que a todos ilumina,
murió una parte de tus risas, de tus llantos...
Algo de todo lo que viviste ya no es verdad,
porque sin testigo que salga a declarar
es posible que no te crean.
Y el egoísmo humano
(ganado por cultura o solo por nacer)
muestra nuevamente su cara
cuando todos deseamos morir primero.
Aunque este sentimiento forme parte de lo normal,
yo me pregunto 
si será por miedo a llorar la muerte de alguien querido
lo que nos moviliza a querer morir primero,
o si ese sincero deseo será causado 
por la inexplicable necesidad 
de pasar lo mas tarde posible al olvido. 

martes, 3 de enero de 2012

Egoísmo

Tres platos en la mesa.
Ocho para el mate.
Un cuarto vacío.
Toda una casa sin aire.

Alguien soñó un sueño
que se rompió por otro deseo.
Y cual vale más?
se pregunta ese concinte
que siempre esta listo para señalar.
Qué tristeza será mas profunda?
Quién tiene pensado llorar más?
El egoísmo se descontrola
cuando saca a bailar al deseo.
La culpa como consecuencia, 
solo dificulta la satisfacción.

Alguien soñó con una mesa eternamente para cuatro.
Otros soñaron con 9 sobrinos para cuidar.

Pero siempre 
hay alguien que con su mirada fija y decidida
destruye todo lo construido a su alrededor.
No es culpable, pero tampoco inocente,
seguramente tenga una razón.
Y aunque nadie lo sepa,
en su pecho siente la presión de la duda
que nunca se imagino llegar a provocar.

Marcando distancia

 Después de una mirada profunda y tranquila
cualquiera es digno de perder la noción del tiempo.
Es posible que el estado sinvergüenza sea buscado,
pero alivia cuando se siente que fue casual.
Después de comenzar a sentirte libre
viene lo mejor.
Ahora 
es cuando la mirada se convierte en fija
pero no profunda.
Empieza el juego de lo roses,
los suspiros al oído,
los movimientos inútilmente calculados,
las risas incoherentes
y los labios apretados.
Luego 
el juego de quien da el último beso,
las caricias en la cama
y todos lo miedos por un segundo olvidados.
Cuando todo se acaba
volvemos a las sabanas que tapan vergüenzas
y a las manos que no tocan
por miedo a ser rechazadas.
Volvemos a la adultez,
como si nunca hubiésemos jugado juntos.
Cada uno en su asiento.
Cada uno con su taza.
Nos miramos de lejos y reímos.
Cada uno marcando la distancia.


domingo, 1 de enero de 2012

Filtrando

No hay compromiso
ni posibilidad de no entendernos.
Nada de lo que hagamos va a cambiar la situación.
Somos libres con las palabras, 
con el cuerpo y con los deseos.
No se interpretan los gestos,
solo existen,
se dan y se reciben sin mas nada que pensar.
Y aunque no había obligación ni necesidad
algo salio mal.
Fuimos presos de nuestra libertad,
o quizás dijimos mas de lo esperado,
porque no encontramos filtro que nos pueda callar.
No me engaña la dulzura de alguien que no puede amar.
No me entristece la distancia
de alguien de quien necesito desconfiar.
Somos niños jugando a no tener futuro.
Somos adultos escapando de lo real.
Somos cómplices de pasados desconocidos
que no queremos compartir.
Cada uno con su motivo, cada uno con su presente.
Cada uno escapando de si mismo
para encontrar en otro la satisfacción esencial.
Cada uno esperando que se acabe el tiempo
donde todo es superficial
y nada es como queremos.