Detrás de las risas que genera una buena anécdota,
¿hay algo más?
¿Para qué sirve estar recordando todo el tiempo?
El recuerdo solo sirve para el futuro,
y el futuro solo sirve para mas futuro,
y cuando éste se termina
dejándole el lugar a la muerte,
solo nos queda trascender.
Y ese, quizás
es el motivo del recuerdo.
Trascender en un libro,
en una melodía o en un cuadro mal pintado,
pero lo mas importa, y mas gratificante
es trascender en alguien odiado o querido,
para este caso da igual.
Cuando muere una persona también mueren sus recuerdos.
Cuando mueren sus recuerdos
muere una pequeña o gran parte de uno,
pero sobre todo,
muere una de las finitas posibilidades de trascender.
Desaparece un testigo de tu vida,
un cómplice que te vio bajo el sol que a todos ilumina,
murió una parte de tus risas, de tus llantos...
Algo de todo lo que viviste ya no es verdad,
porque sin testigo que salga a declarar
es posible que no te crean.
Y el egoísmo humano
(ganado por cultura o solo por nacer)
muestra nuevamente su cara
cuando todos deseamos morir primero.
Aunque este sentimiento forme parte de lo normal,
yo me pregunto
si será por miedo a llorar la muerte de alguien querido
lo que nos moviliza a querer morir primero,
o si ese sincero deseo será causado
por la inexplicable necesidad
de pasar lo mas tarde posible al olvido.